sábado, 9 de diciembre de 2006

De la amistad a... (I)

Era mi amigo desde la Universidad. De hecho íbamos en grupo, siempre nos recogía en su coche, cuatro chicos y yo. Siempre tuve tendencia a ir con los chicos, por una cosa o por otra, y la verdad es que me lo pasaba genial.
Desde que le conocí, tenía novia, una chica muy maja, por cierto, que también se convirtió en amiga mía; hacían muy buena pareja. Yo también salía con un chico, aquellos primeros amores… De pronto, por esas cosas que pasan, acabó su historia, y a los tres meses la mía. Nos convertimos en dos incomprendidos, cuestionados, mirados de reojo por nuestro entorno, y eso fue lo que nos unió. Teníamos largas charlas, delante de una cerveza, era como si sólo fuésemos capaces de desnudar nuestras almas el uno con el otro. Nos convertimos en almas gemelas, inseparables, grandes amigos.

Por lo que sea, y sin saber cómo, un día pasó… Estábamos en un pub, su preferido, donde nos reuníamos por la tarde-noche a charlar. Nos solíamos poner en la barra, pero ese día había mucha gente y decidimos sentarnos en una mesita. Eran de aquellas rodeadas de sillas tipo banco, acolchadas, así que nos sentamos uno al lado del otro, para no tener que gritar al hablar.

En plena conversación, yo estaba explicándole no se qué, hablando acaloradamente, agitando mis manos. De pronto me di cuenta de que no me escuchaba. Sus grandes ojos, entre verdes y marrones, perfilados de largas pestañas negras, estaban clavados en los míos, y se dibujaba media sonrisa en su boca. Cuando me percaté de que estaba hablando para la pared, me callé de golpe. Le pregunté:

- ¿Me estás escuchando?
- No, te estoy mirando
– me contestó con una sonrisa descarada.
- Pero, ¿cómo tienes tanto morro? ¿Y qué miras, si puedo saberlo? – quería permanecer seria, pero no podía, con él no podía.
- Miro tu boca. Me gustaría besarla. ¿Puedo?
- ¿¿Qué??

No me lo esperaba, la verdad. Me cogió de sorpresa, así que sólo pude reírme. No sabía si hablaba en serio o se estaba quedando conmigo, pero lo averigüé de inmediato. Se fue acercando poco a poco a mí, agarró mi mano, como para evitar que se lo impidiera, y sus labios se posaron en los míos, suavemente, rozándolos. Otra vez, y otra. Cerré los ojos y me dejé llevar… me gustaba… empecé a notar un pellizco en el estómago, un amago de deseo, que me gustaba. Le devolví los besos, abrí mis labios poco a poco y noté los suyos, su lengua, rozando la mía.

Fue uno de los mejores besos que he recibido jamás. Por lo inesperado, por lo dulce, por lo apasionado, por lo que significaba… yo no quería que acabara, y desde luego él tampoco. Se acercó un poco más, con la otra mano rodeó mi cuello y me apretó contra él. Ardía de deseo, lo notaba, y yo también.
Sin abrir los ojos, puse mis piernas sobre las suyas, para estar más cerca. Queríamos ser uno, fundirnos el uno con el otro. Nuestras bocas ya lo hacían. Las lenguas entrelazadas, explorándose, lamiéndose, acariciándose…
Fue entonces cuando su mano, osada, soltó la mía, y fue deslizándose bajo mi blusa, despacito, temblorosa, se posó en mi pecho. Mi pezón parecía de piedra, y el contacto de sus dedos por encima del encaje del sujetador me hizo estremecer, un pequeño gemido escapó de mi garganta. Quería que siguiera, así que le dejé hacer.
Mientras seguía explorando mi boca, lamiendo y mordisqueando mis labios, y ofreciéndome los suyos a cambio, su mano se hizo con mi pecho, ya por debajo del sujetador, era suyo y él, para asegurarse, lo apretaba, lo acariciaba…
El deseo era cada vez más fuerte, más incontrolado. Yo notaba la humedad delatora del deseo y la pasión. Apretaba mis muslos, para consolarme, o intentarlo al menos.
Entonces, como si lo hubiésemos acordado, abrimos los ojos, nos separamos un poco, y nos miramos con una expresión mezcla de extrañeza, deseo, pasión, confusión.
- ¿Qué estamos haciendo? – susurré.
- No lo sé – balbuceó él – pero me gusta.
Y entonces, como si supiera que uno de mis puntos erógenos, que me hacen derretir, es el cuello, llevó su boca hasta allí y lo besó, lo lamió, lo mordisqueó hasta que yo no pude aguantar más, y arrebaté esos labios de mi cuello, quería comérmelos de nuevo.
Estábamos locos, pero nos gustaba, y queríamos más. No podíamos seguir allí, miré de reojo a mi alrededor, y a pesar de que todos parecían estar a lo suyo, supe que en el fondo no era así. Nos conocían, nos habían visto por allí muchas veces, sabían que sólo éramos amigos… y nada más… ¿o no?

Mientras yo pensaba en eso, su boca se acercó a mi oído y susurró:
- ¿Nos vamos?
- Vale.

Y nos fuimos a buscar más intimidad. Teníamos que saber cómo acabaría aquello, teníamos que dejarnos llevar por la pasión, a solas. Y lo hicimos…

10 comentarios:

Pedro DC dijo...

hace un par de años usé esa vieja táctica mental Jedi de "te estoy mirando" y "te puedo besar" con una mujer que fue mi pareja durante un tiempo... Uff, que recuerdos :)

El detective amaestrado dijo...

Desde luego, si besas igual de bien que escribes, no me extraña que la pasión del chaval fuera tan apremiante...Tu relato me ha traído gratísimos recuerdos...

Hermes dijo...

Una historia bonita.

Besos morbosos

Mari Carmen dijo...

Si es q pasar de la amistad a algo más en vuestro caso, era cuestión de tiempo...
Estoy deseando leer como sigue!!
Besotes

Anónimo dijo...

"Teníamos que saber cómo acabaría aquello, teníamos que dejarnos llevar por la pasión"

Me encanta esa capacidad de entrega a la vida. Besos.

Lara dijo...

CORSO: ¿Quién se puede resistir a una "táctica Jedi"? Sobre todo si consiste en un pedazo de beso de los que no se olvidan.

DETECTIVE: Desgraciadamente no escribo tan bien como beso. ;)

HERMES: El principio es bonito, lo que vino después es aún mejor.

AFRODITA: Descuida, que en cuanto tenga un ratito te sigo explicando qué pasó.

DISGRESOR: Hay que entregarse a la vida, al sexo y al amor.

Gracias a tod@s!
Besitos.

brujito dijo...

Chascarrillo bien contado ;-)

A mi también me gustaría saber como se desarrolló el resto del encuentro jiji

Karlos dijo...

Dos almas que se encuentran en un momento dado y brotan las llamaradas del fuego, del deseo, de... porfa, sigue contando como sigue. Lo describes muy bien, con un gran realismo. Para mí es como fuese un espectador escondido, un testigo oculto.

Anónimo dijo...

Que bonito!!!!!, que paso luego?, sigues con él?, que tierno no?,me imagino que debio ser muy hermoso sentir todas esas sensaciones en tan solo unos minutos, mmmmm, yo quiero!!!!!!

Churra dijo...

¿Donde esta mi comentario?

¿¿¿¿¿????? Pues estamos buenas.