domingo, 27 de mayo de 2007

Es grande...

Te he soñado


Te he soñado.

Pero si me preguntas no sabré decirte cómo eres. No te vi la cara. En cambio sí te vi la sonrisa, el brillo de los ojos, la alegría. Es raro, pero así lo recuerdo.

En mi sueño estabas a mi lado. Reíamos como locos, se me escapaban las lágrimas de la risa. Me cogías de la mano y yo flotaba. Luego ya no estabas, o yo no te veía. Yo flotaba y no te veía.

Luego un beso en el cuello. Escalofríos y un abrazo. Estabas ahí, detrás, conmigo. Me susurras al oído algo que me resulta familiar. Sí, lo he oído antes. Es un dejavú en mi sueño. Es raro, sí. Recuerdo lo que me susurraste... no lo puedo revelar aquí.

En mi sueño no te vi la cara, pero sé que no te conozco aún. Sé que no he visto tu cara pero algo me dice que sé de ti. El susurro me dice que sé de ti. Lo he oído o leído antes.

Me desperté y sonreí.

Te he soñado.

Si los sueños fueran premonitorios, éste vaticinaría que tú estarás cerca un día. Pero algo me dice que no lo son...

Te sueño.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Anoche no podía dormir


Jewel - "Good day"


Anoche no podía dormir... y hoy he descubierto esta canción. ¿Casualidad?


Normalmente no tengo problemas para dormir. Duermo muy pocas horas, cinco o seis, y probablemente sea por eso que me quedo dormida enseguida, y me pasa la noche del tirón.


Anoche, en cambio, eran las tantas y no me dormía. Me acosté antes de la medianoche, y a la 1 de la madrugada, como dice la canción, estaba con los ojos como platos, intranquila y dando quinientas vueltas. Me levanté, salí al balcón, fui al lavabo, bebí agua, me senté en el sofá, y luego me volví a la cama.


No sé por qué estaba tan nerviosa ni por qué mi corazón estaba desbocado (o quizá no lo quiero saber) pero me hubiera hecho falta que, como en la canción, me dijeran: "todo va a salir bien".



Me digo a mí misma
¿Por qué estás otra vez despierta? Es la 1 de la madrugada
En pie con el frigorífico entre abierto, con la mirada fija
Como una fluorescente luz de aviso
Las estrellas brillan
Pediría un deseo, si creyera en esa mierda pero
visto lo visto, tal vez vea la tele
Porque es alentador ver a gente que está peor que yo
Me digo a mí misma, mientras le sonrío a la pared
"simplemente déjame dormir"

Todo va a salir bien, no importa lo que digan
Va a ser un buen día, espera y verás
Todo va a ir bien, porque estoy muy bien conmigo misma
Va a estar, va a estar, va a estar

Tirito, cierro la puerta
No puedo pensar estando aquí de pié más tiempo
Estoy sola, mi mente da vueltas, el corazón se rompe
¿Puedes ser todo lo que necesito que seas?
¿Puedes protegerme como a una hija?
¿Puedes amarme como un padre?
¿Puedes beberme como el agua?
Di que soy como el desierto, el más ardiente camino

La verdad de todo esto
es que si me durmiera
aún pronunciaría tu nombre

Todo va a salir bien, no importa lo que digan
Va a ser un buen día, sólo espera y verás
Todo va a ir bien, porque me siento bien conmigo misma
Va a estar, va a estar

Siempre que riamos a carcajadas
Que nos riamos como si estuviéramos locos
Porque esta loca confusa belleza es todo lo que tenemos
Porque qué es el amor sino un picor que no podemos rascar
un chiste que no podemos pillar
Dios, pero aún así reímos

De vuelta a la cama, apago la tele
Dices: "Estaré bien, nena, sólo espera y verás"

Todo va a estar bien, va a salir bien
Todo va a salir bien, espera y verás
Todo va a ir bien, no importa lo que digan
Va a ser un buen día, sólo espera, ya verás
Todo va a estar bien, porque me siento bien conmigo misma
Todo va a estar, va a estar, va a estar bien...

Uh, oh, otra vez despierta
Es la 1 de la madrugada
Mirando
Como una señal
Bueno, al menos las estrellas brillan

sábado, 19 de mayo de 2007

Por aquel concierto en Granada


Los Planetas - Alegrías del Incendio

¿Por qué cuelgo este vídeo?

Por aquel concierto de Los Planetas en Granada.
Por las risas, las fiestas, los viajes y los buenos ratos
con la música de Los Planetas.
Por el sexo visto con frescura y naturalidad.
Por la sonrisa que me dibuja una canción.

Por hoy... nada más.

lunes, 14 de mayo de 2007

Descubriendo a un poeta (II)

(...Continúa)


¿No has leído la primera parte?

Estaba siendo una noche rara donde las haya, llena de vaivenes y acontecimientos inesperados. Ahí se encontraba ELLA: sentada en el sofá de su casa, delante de su poeta preferido, con el ceño fruncido y esperando una explicación de lo sucedido. Ahí se encontraba O., sentado en el sofá de ELLA, buscando las palabras que explicaran su comportamiento de esa noche, intentando hilvanar una explicación y una disculpa y reprimiendo el deseo de abalanzarse sobre ELLA y besarla apasionadamente.

Sus intentos de dar una explicación convincente fueron en vano. Lo único que podía decir era que se sentía irremediablemente atraído por ELLA, que no la podía apartar de sus pensamientos, y que no quería permanecer un segundo más sin cruzar esa línea casi invisible que les separaba. La escenita de esa noche no era más que la exteriorización de esa rabia por la distancia que inconscientemente ellos habían marcado. Tenían una relación profesional, pero además eran amigos, cómplices… no podían seguir acortando distancias. No sería bueno para ninguno de los dos.

La mente de ELLA era un hervidero de actividad: por una parte intentaba entender las palabras de O., a pesar de ser un discurso sin sentido, pero por otra parte procuraba en vano controlar los latidos de su corazón y el rubor de sus mejillas, que eran reflejo de la excitación que sentía.

De pronto O. decidió hacer lo que quería y no lo que debía, así que dejó de buscar explicaciones donde no las había y fue sincero con ELLA. Estaba sintiendo algo muy especial, algo que hacía mucho tiempo que no sentía y que hasta ese momento pensaba que no volvería a experimentar. Mientras hablaba, ya no pensaba, sólo dejaba fluir las palabras sin traba alguna, ante unos sorprendidos ojos que le miraban fijamente.

ELLA no daba crédito a lo que estaba oyendo. A pesar de tener acceso a sus poemas y a sus geniales ideas, sus verdaderos sentimientos habían sido siempre un misterio para ella. Nunca le había hablado de su vida amorosa, de sus ligues ni de nada tan personal. Ahora estaba allí, diciéndole que sentía algo especial por ELLA, algo que no sabía definir. Mientras le escuchaba atentamente, sin atreverse a interrumpirle, una mano se aferró a la suya. Fue como una descarga eléctrica que hizo que ELLA se estremeciera y que el color de sus mejillas alcanzara un nivel sólo comparable al rojo de su blusa.

O. estaba lanzado, ya lo había hecho, se lo había soltado todo, pero su cuerpo le pedía más. El contacto de su mano con la de ELLA despertó sus instintos más primarios. Se acercó más a ELLA sin dejar de mirarla, muy cerca, a sólo unos centímetros de su cara. Sólo dejó de hablar cuando sus labios se posaron quedamente en los de ELLA. Ese beso, que los dos disfrutaron con los ojos cerrados, y que fue haciéndose más y más apasionado por segundos, era el indicativo de que algo más que una chispa había estado surgiendo entre ellos.

ELLA pensó que el corazón se le saldría del pecho mientras se dejaba besar. Supo entonces que lo estaba deseando, a pesar de haberse negado a verle como algo diferente a un amigo o compañero, en aquel momento estaba loca de deseo. Notaba cómo su sexo se humedecía y sus pezones se endurecían con el más leve roce y se entregó a disfrutar de lo que estaba pasando.

O. tenía una contundente erección, y en ese momento lo que más deseaba era hacerle el amor. Por enésima vez esa noche miró los pechos de ELLA, que se adivinaban bajo la blusa, y no pudo resistirse a acariciarlos. Desabotonó la blusa y en un instante fue amo y señor de todo lo que había debajo de ella. La rodeó con su brazo y con un hábil gesto abrió el broche del sujetador.

ELLA se estremeció cuando él acarició y besó sus pechos, le gustaba y por eso le dejó hacer, arqueando hacia atrás la espalda y dejando caer la blusa. Puso una mano sobre el pelo de él, acompañando a su cabeza en su particular danza entre aquellos pechos. Realmente le gustaba.

Aprovechando que ELLA se había movido hacia atrás, O. ganó terreno, cubriéndola con su cuerpo. El deseo se había apoderado de él. El momento que tanto había deseado estaba justo delante y quería disfrutarlo al máximo.

Pieza a pieza, iba desapareciendo todo resquicio de prenda de vestir que separase sus cuerpos. Sólo estaban ellos dos, y sólo se oía el sonido de sus respiraciones entrecortadas, de sus besos y de sus cuerpos al frotarse.

ELLA supo que estaba en lo cierto cuando creía que detrás de esa fachada de grosero sin sentimientos, había algo más. Descubrió que tenía muy bien escondida la absoluta ternura que era capaz de ofrecer. Él la trató como a una princesa, se ocupó de que no olvidase jamás esa noche, era su único objetivo, por encima de su propio placer. El empeño tuvo su recompensa en forma de violentos orgasmos de ELLA, que se deshizo entre sus brazos una y otra vez.

El clímax fue absolutamente bestial. Estaban tan sincronizados que habían dejado de ser dos. Se movían, respiraban y gozaban al unísono, y al unísono tuvieron el mayor orgasmo que recordaban, un orgasmo brutal que les dejó desmadejados y sin aliento, abrazados aún.

Estuvieron así unos minutos. Luego él se incorporó levemente, lo justo para dejar su boca a la altura del oído de ELLA y recitarle el poema más romántico, intenso y sincero que hubiera escrito jamás. En ese instante ELLA supo que había hecho algo más que descubrir a un poeta: le había desnudado, el cuerpo y el alma.



domingo, 13 de mayo de 2007

Descubriendo a un poeta (I)

O. era el típico chico malo, el borde, el maleducado... era la imagen que proyectaba y, realmente él no hacía nada por evitarlo, más bien todo lo contrario. Todo el que le conocía, opinaba así, incluso ELLA. En su primer encuentro ya saltaron chispas, no importa por qué, pudo ser por cualquier cosa: unas palabras bordes de él, la típica bromita, mirada asesina de ELLA, que no estaba en el mejor momento para recibir bromitas, porte digno, y ya estaba: le cayó mal.

Pasaban los días y ELLA se sentía cada vez más intrigada por la personalidad de O. Se fijaba en algunas conversaciones que entablaba, cuando no intentaba ir de graciosillo, y enseguida vio que a pesar de las apariencias no era ningún cretino; es más, le pareció ver a un tío muy inteligente, despierto, y quizá algo más, que no supo qué era.

O., por su parte, se las ingeniaba para verla siempre que podía. Buscaba cualquier excusa para hablar con ELLA, soltaba frases ocurrentes siempre que ELLA podía oírle, y al mirar de reojo veía cómo detrás de su porte digno, había un sutil brillo en sus ojos y un amago de sonrisa mal disimulada.

Normalmente no entraba a conversar con las chicas de aquel lugar. Sabía que no era bienvenido en sus conversaciones, ellas le consideraban un grosero sin sentimientos y a él le daba exactamente igual, las ignoraba. Sin embargo, con ELLA era diferente; había algo que le decía que ELLA no era como las demás.

Como no podía ser de otra manera, coincidieron en una reunión informal, delante de un par de copas. Fue la primera vez que tuvieron una charla propiamente dicha y, casi sin darse cuenta, se fueron quitando las máscaras: O. la de chico malo y ELLA la de chica digna y distante. Para los dos fue un gran descubrimiento, empezaban a rascar en la superficie del otro y les gustaba lo que iban descubriendo.

Tras esa charla, hubo muchas más, con todos los temas imaginables: hablaron de política, de cine, de economía, de música, de trabajo, de la vida, de matemáticas, de poesía... llegaron a tenerse mutua admiración y una complicidad que nadie entendía.

ELLA descubrió una faceta de O. que no conocía nadie: detrás de la imagen de insensible y grosero había un poeta, un genio, un artista, excéntrico y extraño, eso sí, pero especial sin duda. Se convirtió en la única persona que leía sus poemas. Absolutamente nadie hubiera podido imaginar que O. escribía tan endiabladamente bien. Era capaz de plasmar en pocas palabras el sentimiento más intenso, la emoción más visceral, la realidad más cruda, la fantasía más apasionada.

O. descubrió a una chica con la que podía ser él mismo. No tenía necesidad de ponerse su disfraz, de comportarse como ellas esperaban que lo hiciera. Con ELLA se sentía bien, le gustaba escucharla, y aprendía con cada cosa que ella le explicaba. Las ideas se le agolpaban de pronto y tenía la necesidad de expresarlas, de plasmarlas en un papel. Inmediatamente después de haberlo hecho, corría a mostrárselo a ELLA. La observaba fijamente mientras ELLA lo leía. Gozaba lo indecible viendo sus ojos brillar y las comisuras de sus labios subir, bajar o contraerse, casi imperceptiblemente a medida que sus ojos se deslizaban sobre el papel.

Una noche toda aquella armonía empezó a resquebrajarse. Compartían risas y charlas con amigos. Todo parecía indicar que lo estaban pasando bien: amigos, música, copas, risas... de pronto O. empezó a hacer de las suyas, ignorándola cuando ELLA se dirigía a él, profiriendo comentarios hirientes a la mínima ocasión... ELLA no daba crédito a lo que sucedía, pero no tenía ganas de discutir en aquel momento, así que decidió irse. Se despidió de todos con la excusa de un dolor de cabeza y echó a caminar hacia su casa. Había un cuarto de hora caminando, y eran las 3 de la mañana, pero no quiso coger un taxi, le vendría bien pensar.

Durante todo el trayecto iba reconstruyendo cada frase, mirada o movimiento de la noche pero no llegaba a ver en qué momento ELLA podía haber hecho o dicho algo que motivara el comportamiento de O. Al llegar a su calle, estaba ensimismada en sus pensamientos cuando oyó que la llamaban: "Ssshhht, sssshhht!". Apretó el paso, pensando que se trataba de alguno que había bebido más de la cuenta y buscaba entretenimiento. Volvió a oírle, pero no se giró. Mientras sacaba las llaves apresuradamente y ponía un pie en el portal, oyó algo que la dejó paralizada: el tipo la llamaba por su nombre. Prestó atención y entonces distinguió su voz, era O. Le había dado un susto de muerte, así que se volvió, para echarle bronca. Él estaba sentado en un escalón, con aspecto abatido. La miraba como un niño travieso que esperaba una reprimenda por su comportamiento. Las palabras que iban a brotar de la boca de ELLA se suavizaron y acabó sonriéndole, completamente desarmada.

O. le pidió "asilo político". Había bebido demasiado, y no estaba en condiciones de conducir hasta casa.

(Continuará...)

jueves, 10 de mayo de 2007

Esperar sin desesperar



No tengo palabras para agradecer las muestras de apoyo y ánimos que estoy recibiendo.

Parece increíble que por este medio, tan frío para algunos, que es internet, las palabras puedan llegarte tanto, tanto, que te hagan brotar las lágrimas.

Cuando empecé a escribir este blog, lo hice convencida de que me ayudaría, pero no tenía ni idea de hasta qué punto me sentaría bien expresar aquí lo que pienso, recibir opiniones y comentarios de gente amiga, leer sus reflexiones, y aprender día a día pequeñas cosas de las personas que escriben en los blogs que visito.

Ahora mismo, al llegar a casa y leer cómo me dábais ánimos y fuerzas, me he sentido más reconfortada y capaz de superar esto y lo que me echen.

En cuanto al miedo, sigue ahí, aunque me he propuesto que se haga pequeñito, casi imperceptible, que si está al menos no se note. Yo voy a agarrarme a las cosas buenas que me da la vida día a día. El futuro ya se verá. De todas formas no puedo hacer mucho más que esperar. Como alguien dijo: "quien espera, desespera" y no quisiera yo desesperarme, así que intentaré no obsesionarme con el tema y que no ocupe una parte muy grande de mi pensamiento.

Mil gracias a todos y a todas.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Miedo

¿Nunca te has sentido como si estuvieras en el borde de un precipicio, como pendiente de un hilo, a expensas de que un golpe de viento te haga caer o bien retroceder hasta tierra firme? Pues así me encuentro yo. De pronto, sin comerlo ni beberlo, cuento las horas que faltan hasta mañana, que será cuando empezaré a saber hacia dónde sopla el viento.

Tengo miedo, sí, no me importa reconocerlo. Depende de ello que mi vida siga como esté o que todo me dé un vuelco. Se dice pronto, pero asimila fatal.

Tengo miedo de que el viento sople hacia el abismo, y de no saber qué hacer entonces ni de dónde agarrarme.

Cuando empiezo a sentirme así, recuerdo palabras amigas de ánimos, que me aconsejan que no tema, que sea positiva, fuerte y no me deje arrastrar por ninguna racha de viento, sea de la fuerza que sea. Me dicen que me plante en jarras, y diga "¡Aquí estoy yo!" y acabe con cualquier pensamiento negativo con valentía y tesón.

Te puedo asegurar que lo intentaré. Aunque no sé si tendré toda la valentía que haga falta, pero haré lo que pueda y más... Hoy de nuevo me pregunto: ¿sobreviviré?


Gracias a los que me brindáis vuestro apoyo y vuestras palabras de ánimo. No sabéis cómo reconfortan.

lunes, 7 de mayo de 2007

El mètode Grönholm

Ayer por la tarde pude disfrutar de nuevo de una de esas mágicas tardes en el teatro. Fui a ver "El mètode Grönholm", una genial obra de Jordi Galceran, dirigida por Sergi Belbel, que lleva en cartel desde mayo de 2003... por algo será, ¿no?

Supongo que has oído hablar de ella, incluso es muy posible que la hayas visto. Es más, diría que yo era de las pocas personas que aún no habían ido a verla. Por fin ayer pude hacerlo y te aseguro que salí encantada. El tema de por sí ya te llama la atención: cuatro candidatos se presentan a la fase final de una serie de pruebas de selección que convoca una multinacional.

Hasta ahí algo muy normal, si no fuera porque las pruebas no son nada convencionales y se pondrá a prueba el aguante, la sangre fría y los escrúpulos de los candidatos hasta el límite. Es curioso darse cuenta de la crueldad que se pone de manifiesto a veces en las relaciones laborales, y cómo se puede perder la perspectiva de que son personas las que conforman la plantilla de una empresa.

Además del lado cruel de la trama, no faltan los momentos cómicos, y tu participación como espectador, que intenta averiguar en todo momento qué es verdad y qué es mentira de todo lo que ve y oye.

Por increíble que parezca, las pruebas a las que son sometidos los candidatos están inspiradas en técnicas auténticas de selección de personal, sacadas de manuales de la materia. En la obra son llevadas hasta las últimas consecuencias, con la comicidad y lo absurdo que esto puede suponer.

En fin, no te cuento más por si quieres ir a verla. Yo, lo próximo que haré será ver la peli "El método" de Marcelo Piñeyro, que trata sobre el mismo tema y me huelo que no me defraudará.

Por cierto! Como nota curiosa te contaré que mientras esperaba a mis amigos en la puerta del Poliorama, media hora antes del comienzo de la obra, un coche aparcó en la puerta y bajó de él Jordi Díaz. A su lado bajó una señora, que debía ser su madre porque le colmaba de besos y abrazos mientras se despedía de él. Se notaba que era el día de la madre...

sábado, 5 de mayo de 2007

Porque no hicieron falta excusas...

Porque no hicieron falta excusas, y porque tampoco las llevaba preparadas.

Porque no hizo falta GPS, sólo un pequeño truco para localizar un perfil.

Porque no hizo falta buscar mucho para localizar lugares.

Por las charlas, por las risas, por las propuestas, por las guitarras.

Por las noches de Bohemia.

martes, 1 de mayo de 2007

Cuando se te cae un mito

A veces me pasa que idealizo a alguien, le veo alguien totalmente íntegro, honesto, casi perfecto. Cuando me he encontrado una persona así en mi vida, he intentado aprender de ella y guiarme de alguna manera por sus actos o sus palabras. Me he sentido muy afortunada por contar con su presencia, de la forma que fuese.

De pronto se me cae el mito. Claro, es que no somos perfectos, eso ya lo sé. Pero hay personas de quiénes no te esperas que puedan actuar de esa manera, simplemente no encaja. Y lo hacen, todos lo hacen tarde o temprano. Entonces me paro a pensar: igual es que no hay que ser tan perfecto, igual es que nadie lo es, y todos metemos la pata. Todos tenemos nuestra parte egoísta o mala, que en algún momento sale a la luz. Igual es que todos estamos cortados por el mismo patrón, y no somos extraordinarios. Igual es que no debo idealizar a nadie.


Cuando se te cae un mito, ya no vuelves a verle nunca igual porque siempre recuerdas aquello que te hizo cambiar de idea, aquello que por inesperado no querías asumir. Claro que el aprecio o cariño hacia esa persona no se evapora, pero ahora ya está a tu mismo nivel, y sus pies caminan por los mismos senderos que los tuyos. Igual es mejor así.