viernes, 29 de junio de 2007

Tengo una sorpresa para ti (II)

(...Continúa)


... y la vio allí, bañada por la luz de la lamparita, atenuada con un pañuelo de color violeta. Estaba completamente desnuda, tendida en la cama, con una copa de vino en la mano. Le esperaba con una sonrisa traviesa y aquel brillo en los ojos que a él tanto le gustaba.


Se quedó ahí un instante, observándola, saboreó el vino una vez más y sólo entonces se acercó al borde de la cama. Ella se incorporó y dejando la copa en la mesilla de noche, y de rodillas en la cama fue acercándose lentamente a sus labios, sin dejar de mirarle a los ojos. Él estaba muy excitado, y no quería prolongar más aquella distancia, así que la besó. Al sabor afrutado del vino se unió el sabor del deseo prolongado y entonces supo que había empezado una gran noche.


Ahora era él quien dejaba la copa de vino. Fue entonces cuando reparó en los pañuelos. Seguiría con el juego, aquel juego que tanto les gustaba a ambos. Le pidió que se diese la vuelta, cogió sus manos por detrás de la espalda y le susurró al oído: "Voy a servirme mi sorpresa... lo sabes, ¿verdad?" La invitó a tumbarse y le ató ambas muñecas a la cabecera de la cama. El objetivo no era el dolor, así que lo hizo suavemente, con un sencillo nudo. Ahora tenía ante sí una situación que disfrutaba enormemente. Ella estaba sólo tumbada, mirándole, y él conseguiría que enloqueciera de placer.


Era una tarea minuciosa, con la que él disfrutaba lo indecible. Le gustaba empezar por sus labios, besándolos apasionadamente; sus párpados, besándolos suavemente. Le susurraba al oído todo lo que sentía, pensaba y deseaba en aquel momento y ella empezaba a excitarse visiblemente. El recorrido continuaba, el cuello era la siguiente parada, luego sus pechos, tan apetitosos que no dejaría nunca de lamerlos y acariciarlos.

En aquel momento, casi se podían oir los latidos de ambos por encima de la música. Era el momento de seguir descendiendo por ese cuerpo del pecado. Le abrió las piernas utilizando su rodilla y se regodeó en los alrededores de su sexo. Cuánto más tardaba en llegar a él, más se intensificaba el deseo y el orgasmo posterior, así que intentó mantener la espera durante unos minutos más. No podía evitar mirarlo y el verlo ante él, completamente depilado, suave, húmedo... le impidió esperar más. Lo acarició, besó, lamió y mordió acompañado por los jadeos y movimientos de ella. Sus dedos exploraron, pellizcaron, entraron, salieron y cumplieron perfectamente con su objetivo. Ella se deshacía en una cadena de orgasmos interminables. Cuando creía que ya no podía soportar más placer, aún recibía más y más. No podía hacer más que dejarse llevar y disfrutarlo hasta que él decidiese que era suficiente. Era parte del juego.


Aquel juego le provocó una gran erección y lo que más deseaba era correrse. Decidió que era el momento de desatarla. Lo hizo y ella, inmediatamente se puso a cuatro patas, ofreciéndole lo que necesitaba. Se aferró a sus caderas y la penetró con todas las ganas que había acumulado esa noche. Entró y salió como quiso y cuantas veces quiso. Se movieron al unísono sintiéndose la piel, aunando la respiración, gozando y jadeando como una sola persona... y se derrumbaron juntos, plenos, exhaustos, felices, rendidos...


El juego había acabado, pero sólo de momento... ambos sabían que tenían toda la noche por delante y conocían más variantes para llevar a cabo con idéntico resultado. Pero eso ya es otra historia...

11 comentarios:

chapete dijo...

Eso en mi pueblo es ponerla a 20 uñas,jeje

chauuuuuu

juan rafael dijo...

Tanto misterio, resuelto.
Siempre es agradable que alguién te espere y más. si son para estos menesteres.
Besos.

ahhh dijo...

uhfffffff!

Marc dijo...

Para mí que todo se debe al vino;)

Un beso.

Lara dijo...

CHAPETE: O mirando a Pamplona... XD
Un beso.

JUAN RAFAEL: La espera se hace larga, pero luego merece la pena si el desenlace te quita la respiración de esta manera.
Un abrazo.

AHHH: Re-uhfffffff!
Muacks.

MARC: El vino tiene un toque... qué toque tiene el vino. Puede que sí, que tenga algo que ver.
Besos, Marc.

Paços de Audiência dijo...

Un final digno del principio. Muy sugerentes esos pañuelos. Muy sugerente todo lo demás. Qué calentón.

Karlos dijo...

Me gustan esas sorpresas con vino ;)

Xavier dijo...

Fascinacion cautivante... me gusta...

Un beso

Anónimo dijo...

Espero que el cambio de rumbo de los post sea porque estás genial,de lo cual me alegro mucho.Besazos.

Abel Granda dijo...

¡Que alguien abra una ventana por favor!
Intentaré no salir de la jaima, creo que hoy seré peligroso.

Lara dijo...

CABEZOTA SIN REMEDIO, CORAZÓN ENORME: Un calentón de vez en cuando no viene mal.

Un beso, calentito.

CARLOS: Una copita de vino, en el momento exacto le da un toque especial a una velada especial.
Saludos.

XAVIER: ;) Me agrada cautivarte. Besos.

ALEX-: Estoy bien, mil gracias. El veranito me da la vida.
Un abrazo.

EL LENGUARAZ: ¿Una duchita fresca? ¿Te vienes?